Elena, siempre atenta, empieza a coger posiciones, mientras mamá prepara el refrigerio y la prima Rosa, entre bocado y trago, como experta fotógrafa, nos hace este pequeño reportaje.
Verdaderamente que con los baños se despierta el apetito y más ahora que nado solo, ayudado por los manguitos y me hago varios largos impulsándome casi exclusivamente con los pies. Acabo rendido, pero disfruto de lo lindo.