Llegamos a la puerta de la escuela y yo tan campante, dispuesto a disfrutar de mi primera experiencia con la educación.
Nos recibió muy amablemente una simpática "seño" y cogiéndome en brazos, me fue enseñando las instalaciones del "cole". Yo esta alucinado..., todo era nuevo para mí y me encontraba tan bien que pensé..., Pablo aquí lo vas a pasar de rechupete.
No obstante, creo que no entendí muy bien las explicaciones de mis padres, y que en la escuela se queda uno solo..., o sea sin mamá. Así que pasada la primera impresión y después de hacer una revisión concienzuda de las instalaciones..., me apercibí de que mi madre..., ¡me había dejado solo!
Sea por que me sentí "abandono" por mami, o por que el resto de compañeros se pusieron a llorar -supongo que por una causa parecida a la mía-, y como el llanto es contagioso, pues eso..., que me uní al coro con tanto "entusiasmo", que ni las "seños" Bárbara y Lucía conseguían que parara.
Solo la llegada de mi madre me hizo reaccionar y aunque tardé un poco en volver a la normalidad, pude comprobar que ella..., ¡no me había abandonado!