Si a finales de Abril empecé a merendar papilla de frutas, descubrí a los pocos días los biberones de leche con cereales...
¡¡Ummm..., están buenísimos!!!
Pero... mucho cuidado..., ningún sabor de los que he probado mejora el pecho de mi mami, que sigue por ahora siendo mi "plato" preferido.
Aunque como veréis, cuanto tengo el "bibe" cerca, lo agarro con firmeza y empino los codos con deleite.
... es que, cuando tienes un "bibe" a mano, lo mejor es... zampárselo, que el pecho de mami está siempre dispuesto y fácil de conseguir.
A la manzana tampoco le "hago ascos", aunque no me dejan que la coja solo, por si me atraganto. Espero que no me vaya a pasar lo que a una tal Adán, que según la historia que he oído, al comerse una manzana, se atragantó de tal manera, que cambió el destino de toda la humanidad.
Uff..., me da un yuyu solo pensarlo...
Ahora también "le tiro" a las cremas de verduras, que preparadas con el cariño y la profesionalidad de mi mami están, como no podía ser de otra manera, sencillamente espléndidas.
Me gustan tanto que no me canso de comer y tanto a papá como mamá les protesto, con cariño por supuesto, cuando se demoran con la cuchara.
Alguna vez..., para animarles, cuando tengo la boca llena, soplo un poco y los salpico...
¡¡¡Les encanta mi travesura!!!
Para evitar que a mi me pase lo que al Sr. Adán, mis padres han adquirido un sofisticado artilugio en el que me colocan la fruta.
En esta foto estoy degustando un cacho de jugosa sandía, que está muy fresquita y también me alivia el picor de las encías, a la vez que unos hermosos chorretones de su sonrosado y fresco zumo, se deslizan por mi tronco y extremidades.
Mi padre no para de repetir que estoy hecho un oso... ¿por que será?, me pregunto.