
Para Elena era su primer Bando, y aunque se vistió se quedó en casa, por que como es muy pequeña no iba a poder soportar el ajetreo.
Mientras tanto, me hicieron unas foticos en la fuente. Lo del pañuelo anudado a la cabeza no es estrictamente complemento ortodoxo, pero quise darle un toque Lyoko a mi indumentaria huertana que a mí personalmente me gustaba bastante. ¿A que mola de verdad?


Elena se quedó un poco triste cuando nos marchamos cerca de medio día, cuando llegamos, Murcia estaba a rebosar, como se suele decir no cabía ni un alfiler, puesto que churubitos y huertanos como un inmenso manto de refajos de mil colores y zaragüeles inmaculadamente blancos, cubría todos los rincones de Murcia.

En la foto, mi tita Ana, las primas Jose con su marido, Mª Cruz, Inma, Rosa, Rosarito, mi mamá y yo.

Después nos trasladamos a la Plaza Circular, antes llamada Rotonda o Redonda y después del Generalísimo. Este último nombre siempre según mi abuelo, muy bien desrotulada por la democracia; señora que no conozco pero que todo el mundo habla de ella.
Bueno, pues..., en esa zona me tomé un bocata, un refresco y un helado y además conseguí, insistiendo, que me compraran una espada muy chuli de Código Lyoko. El día transcurría de maravilla y no tenía tiempo para aburrirme.

La tarde se estaba acabando cuando volvimos nuevamente por Alfonso X, que ya estaba bastante más despejado que cuando llegamos a mediodía. Nos encontramos con mi amiga Aurorita que iba acompañada por sus padres, Nacho y Aurora. Ella también portaba espada y pasamos un buen rato jugando y fingiendo que luchábamos.
Las últimas luces de un maravilloso día desaparecieron y la noche nos cubrió con su oscuro manto. La luz de las farolas daba un mágico tono amarillento a los árboles del paseo que multiplicaban sus sombras. Me encontraba rendido y bastante menos impoluto que cuando llegamos, no podía más y el sueño se apoderó de mí.

No puedo seguir..., solo pediros perdón por lo del chupete; me lo estoy dejando...