
A la hora de echarse la sistecita, nada mejor que elegir la casa de los abuelos. Se está muy frequito y tranquilo, pues cuando yo me duermo, ellos también aprovechan la ocasión para hacer lo mismo un ratito, o un buen rato, todo dependerá del tiempo que dure mi sueño.
Ésta es la mecedora que usa mi abuela para mecerme y que agarre el sueño antes de llevarme a la cama. Algunas veces finjo estar dormido y cuando se dispone a acostarme, abro los ojos y le hecho una pícara sonrisa. Ella aparenta enfadarse mucho y me amenaza incluso con darme un azote, pero yo con el rabillo del ojo la observo y descubro que intenta disimular una sonrisa.
¡Como disfrutamos los nietos a los abuelos!, claro está..., que ellos también se lo pasan pipa..., ¡¿eh?!



